Partiendo de la filosofía platónica y del panteísmo, de la idea de un alma universal que rige la materia y la ordena, nos encontramos con una realidad manifestada en mil formas, en este caso en la naturaleza y sus múltiples estructuras.

En la obra predomina de forma hegemónica la presencia de la naturaleza porque por un lado es a través de la pintura de paisaje donde se manifiesta formalmente esa totalidad que abarca, el valor supremo que representa, mientras que por otro lado el mismo proceso pictórico responde a ese intento del alma por hacer un ejercicio de introspección para llegar al mundo de las ideas y captar la chispa que da vida a los pensamientos y la realidad, tratándose de un proceso, el cual, pasando por distintas fases, ejerce las veces de materia informe con el lienzo en crudo hasta llegar a ser la obra final, como la materia informe que en un principio existió hasta que finalmente fue ordenada y dotada de vida.De esta manera el hecho de privilegiar el paisaje en mi obra pictórica surge de un esfuerzo por revelar el misterio de la naturaleza al mismo tiempo que descubrir los sueños y los rasgos más profundos del hombre y su esencia.

“El encuentro del hombre con el universo no se sitúa en el nivel superficial de la semejanza exterior, sino en un nivel mucho más profundo, donde, los alientos vitales animan a la vez el ser del universo y el ser del hombre” (Cheng, 2004)

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